VILLEN, MARIO
«Canta, oh, musaà», comienza a recitar el aeda, e inmediatamente volamos a la Grecia de la antigüedad. Allí, donde la leyenda, el mito y la historia se difuminan, Homero nos recibe en la llanura.
Helena de Esparta, bella entre todas las mujeres, ha sido raptada por Paris, príncipe troyano. Menelao, como esposo y rey, promete venganza, y pronto los ejércitos aqueos, comandados por su hermano Agamenón, cruzan el mar para asediar Troya.
Ahora, diez años después, la profecía está a punto de cumplirse. Pronto la sangre y los sueños perdidos cubrirán la llanura. Dos grandes héroes son el símbolo de cada bando: el pélida Aquiles, el de las grebas de oro, y Héctor de Troya, el domador de caballos. Junto a ellos, Príamo, Áyax el Grande, Diomedes, Patroclo, e incluso el astuto Ulises. Pero no es sólo por una cuestión de honor por lo que se enfrentan aqueos y troyanos, tampoco por el rescate de Helena: el control sobre el Helesponto está en juego. Y todo pende de un hiloà hasta que estalla la cólera de Aquiles.
Bien conocida es por todos la epopeya que Homero nos legó en la